La instalación de autogás GLP es una fuente alternativa de alimentación del sistema de propulsión con gas combustible. El gas en su estado líquido (GLP, es decir propano – butano) tiene una presión de aprox. 10 bares (en invierno pueden ser solamente 3 bares), sale del depósito por la multiválvula y es conducido por el tubo de presión (de plástico o de cobre) a la cámara del motor, donde, por la electroválvula, llega al reductor. El reductor o evaporador, reduce la presión de gas hasta aprox. 1,5 bares gracias a lo cual cambia el estado del GLP de líquido a gaseoso. Para que este cambio sea posible el reductor se calienta adicionalmente con el refrigerante del motor del coche.

A continuación, el gas, pasa por el filtro de la fase gaseosa, y llega a los inyectores, donde las boquillas que van en el multiple están dirigidas en el mismo angulo de los inyectores de gasolina y lo mas cerca a ellos. Una vez cambiada la alimentación del motor a gas, los inyectores inyectan el gas al motor de manera sincronizada como lo harian los inyectores de gasolina. Todo el control es gestionado por el controlador de inyección de gas con microprocesador STAG. El controlador STAG ve el tiempo de apertura de los inyectores de gasolina, e introduce las correcciones necesarias requeridas para inyectar en gas, el equivalente energetico que requiere el vehículo. Todo el proceso se realiza de una manera sincronizada con el control de inyección de gasolina a través del ordenador a bordo, lo que garantiza un control constante del sistema sobre las condiciones de trabajo del motor, la emisión de gases de combustión y garantiza unas condiciones óptimas de trabajo del catalizador de gases de combustión.

Este método de control de la inyección de gas aprovecha de una manera óptima los algoritmos de control de los ordenadores modernos de gasolina, equipados con un sistema de diagnóstico OBD y no provoca conflictos entre los sistemas.