Mecánicamente no hay que hacer cambios de importancia, ya que un sistema de inyección de gas consta de depósito, canalizaciones, componentes electrónicos y sistema de inyección. En los motores de gasolina la conversión es mucho más sencilla, especialmente en modelos de inyección indirecta. El gas se canaliza del depósito a los inyectores, con o sin bomba. La centralita encargada del sistema de gas calcula cuánto gas ha de inyectar y cuándo, basándose en las órdenes de la centralita existente de gasolina. La inyección normal de gasolina se reduce o se detiene por completo.

En los modelos de inyección indirecta, el gas se inyecta en las cámaras de combustión a través del colector de admisión, donde se mezcla con el aire. Esa inyección puede hacerse tanto en fase gaseosa como líquida. La mayoría de los sistemas del mercado son de inyección en fase gaseosa. El butano y el propano que componen el GLP van comprimidos en el depósito, en estado líquido. En los sistemas de inyección gaseosa se realiza una vaporización previa, que supone una leve pérdida de potencia. En cambio, los sistemas de inyección líquida sueltan el GLP tal cual, evitando esa pérdida.

Si hablamos de motores de inyección directa, lo ideal es aprovechar los inyectores existentes para canalizar el gas. Estos sistemas son más sofisticados y los ofrecen menos fabricantes. El mejor rendimiento se alcanza con inyección líquida. A partir de aquí, todo es como siempre, el motor realiza sus cuatro tiempos y los gases quemados salen por el escape. La gran diferencia es la toxicidad de los mismos, ya que con GLP se genera menos contaminación, por la simple razón de tener menos impurezas.

En los motores Diesel, el GLP no se puede utilizar por completo, se usa como un aditivo para mejorar la combustión del gasóleo. En los motores de gasolina el GLP se puede usar en el 100% de la mezcla, ya que cuentan con bujías, y los motores Diesel no tienen.

Tanto en los modelos con GLP de serie, como en los adaptados, dispondremos de un indicador que muestra el nivel de combustible restante. Cuando el nivel de GLP sea muy bajo, automáticamente pasaremos a consumir gasolina, y lo más seguro es que no podamos percibir la diferencia. Cuantos más kilómetros hagamos a gas, y no a gasolina, más dinero ahorraremos.

Si el motor consume gas, en vez de gasolina, el motor tiene un poco más de fuerza en bajo régimen (más par), y el sonido de escape puede cambiar un poco. Eso en el caso de tener la inyección bien ajustada, si no, notaremos pequeños tirones, o altibajos en entrega de potencia, o un consumo más alto de lo normal.

Hay un consumo muy bajo de gasolina, aunque circulemos con GLP. Siempre se consume un poco en los arranques, hasta el que el motor alcanza algo de temperatura, y en algunas situaciones de alta carga de acelerador. Estamos hablando de cantidades de 0,2 a 2 l/100 km.

En motores Diesel notaríamos un descenso del consumo de gasóleo, y el GLP duraría más que en un coche de gasolina transformado, ya que se usa como un aditivo. ¿Por qué? Normalmente no todo el gasóleo se quema, pero usando GLP, se quema prácticamente todo, por lo que hace falta introducir menos cantidad para lograr la misma potencia.

Por último, algunos instaladores colocan un sistema de lubricación forzadamediante aditivo o inyecciones de gasolina, para evitar temperaturas muy altas de combustión (inherentes al gas) y así no producir averías a largo plazo. Por ejemplo, está el sistema Flashlube.

El único mantenimiento que requiere el sistema es una inspección periódica del depósito de gas, la canalización hasta los inyectores, y un filtro de combustible. El resto del mantenimiento se ha de realizar con normalidad. Algunos usuarios notan una mayor vida útil del aceite y las bujías usando gas. En el caso de los vehículos transformados de fábrica, cuentan con válvulas y asientos de válvulas reforzados para trabajar mejor con gas a largo plazo. Esos modelos no necesitan sistemas de lubricación forzada. El mantenimiento programado es el mismo que el de su equivalente de gasolina.